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Channel: Diario de un completo gilipollas
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Más apalabrados

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¿Sabían ustedes que el arma virtual más poderosa para ligar no son esas páginas de contactos ni tampoco Facebook ni aun menos los anuncios por palabras? En Internet existe un arma de seducción infalible y poderosa llamada “Apalabrados”. Yo, a estas alturas de la vida, ya había conocido el juego e incluso había escrito un texto sobre "Apalabrados" en este mismo blog, pero me cansé de poner las dichosas letritas en orden pues me parece más reconfortante gastar mis horas de asueto leyendo a Schopenhauer y viendo porno gonzo que jugando a encajar letras con un desconocido. Hasta que un amigo me dijo que donde hay un desconocido también hay una desconocida y que, con cierta paciencia y un buen diccionario se puede conseguir fornicio. ¿Un diccionario? ¿Eso qué es? Recuerdo hace años haber visto alguno en casa de mis padres. Al final encontré uno en casa de un amigo y descubrí que un diccionario es un libro donde las frases, en vez de contar una historia, cuentan palabras ordenadas alfabéticamente. Palabras… apalabrados.

Mi amigo era un puto genio.

Lo siguiente fue instalar el maldito juego en mi móvil, apenas tarde dos semanas en descubrir que en el teléfono fijo de casa no se puede instalar así que cuando me hice con un smartphone y lo tuve instalado, comencé a lanzar partidas al azar hasta que en una apareció la foto de una hermosa rubia. A por ella. El problema es que la rubia no hacía honor a su color de pelo y ganó la partida antes de que yo pudiese poner más que dos monosílabos. “Eh” y “Uh”. Mi primera partida después de tantos años y parecía un simio tras recibir tres dardos narcotizantes. Y lo peor de todo es que en las siguientes partidas, las mujeres con las que jugaba no contestaban a los chats que yo les enviaba dentro del juego con frases de manual del seductor como “en vez de donar tu cuerpo a la ciencia, dónamelo a mi “ o “las rebajas han acabado, pero por ti me vendo barato“.

-No están para chatear contigo, quieren jugar y distraerse, solo eso -me dijo mi amigo.
-¿Si no quieren chatear como conseguiré ligar con alguna?
-¿Tu eres gilipollas?
-En efecto… Fernando, para servirle a usted.
-Es un juego con letras… utiliza las letras.

Mi amigo continuaba siendo un puto genio. Las letras...

En mi siguiente partida utilicé hábilmente las 7 malditas letras del juego para componer alguna palabra seductora. Solo conseguí colocar “pez”, “silla” y “cafe”. Tampoco funcionó lo cual confirma que ni los peces ni las sillas ni el café son elementos afrodisíacos. Y además perdí la partida. Algo no acababa de funcionar así que volví a reclamar la sabiduría popular de mi amigo.

-¡Para qué diablos te dije que buscases un diccionario, gilipollas! –protestó mi amigo al día siguiente.
-En efecto… Fernando, para servirle a usted.

Claro, el maldito diccionario. Lo recuperé de debajo de una de las patas de mi mesa que siempre cojea y lo utilicé para la siguiente partida. Después de varios intentos conseguí colar la palabra “bonita” pero la mujer contraataco con “tonto” a lo que reploque con la palabra “tocar” y ella ganó la partida con “viejo”.Quizás había perdido pero al menos le estaba cogiendo el truco al tema. Claro, ligar con las palabras del maldito juego…el siguiente paso consistía en escoger las palabras adecuadamente olvidando el juego en si aunque pronto descubrí que también me gustaba jugar.

Después de 245 partidas consecutivas perdidas donde no conseguí ligar ni remotamente, y transcurridos tres meses conseguí ligar con las palabras “empujon”, “aceite” y “macho” (las de mi oponente fueron “total”, “amor” y “siempre”). Por desgracia, cuando le hube enviado la dirección de mi casa por chat a la susodicha, reparé en que con tanto fragor había olvidado mirar la foto y en realidad “colegiala69” era un señor con una camisa apretada y un gran bigote cruzándole la cara.

Llevo dos semanas sin salir de casa, gracias a Dios tengo el “Triviados” para hacer más llevadera la estancia en mi escondite jugando con desconocidos. Al menos en ese juego de trivial no se pueden escoger palabras, solo respuestas. También pierdo pero duele menos.



A medias...

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Me gustan las mujeres enfundadas en medias. Medias o pantys. ¿Qué puede importar el continente cuando el contenido es unas piernas de mujer?  Mucha gente asocia el gusto por las medias con el enfermizo fetichismo o el atracar bancos. No es mi caso. A mí me gustan las piernas y unas piernas enfundadas en unas medias es como una mujer enfundada en un breve bikini: cuando se lo quita y queda completamente desnuda, deja de ser sugerente y pasa a ser simplemente una mujer desnuda. Tampoco le hago ascos a una mujer desnuda, pero no es lo mismo, reconozcámoslo.

Hay medias oscuras, claras, de topos, negras, de colores, con dibujos e incluso hay medias que imitan a tatuajes (también tatuajes que imitan a medias). Por eso el continente es lo de menos. A mí, personalmente, las mejores medias son las van junto a la falda más corta. Si veo una conocida con pantalones me limito a mirar, un breve vistazo de media hora con el zoom a plena potencia y después vuelvo a lo que quiera que estuviese haciendo en ese momento. Pero si veo a esa misma persona con medias, comienzo a imaginar. Y ya saben ustedes lo que sucede cuando yo imagino... El poder de unas medias radica en que enseña sin enseñar de la misma manera que un político roba sin robar. Las mujeres, cuando visten ropa ajustada, despiertan mayor interés que cuando van vestidas con túnicas de colores. Lo ajustado, define y no hay nada más ajustado que unas medias. Las mujeres lo saben y por eso usan las medias. Que no les engañen diciendo que usan medias porque les apetece y porque Dios nuestro señor les ha dado unas piernas que lucir. Las mujeres usan medias para poder usar a los hombres.

Se de lo que hablo porque he robado cientos de medias y pantys a mis vecinas (y no soy atracador de bancos). Incluso en una ocasión me puse las medias de una vecina, unas maravillosas medias negras de medio muslo de encaje negro. Solamente un consejo: si quieren conservar la circulación en ambas piernas (y evitar que les corten alguna), pesan ustedes mas de 180 kilos y tienen los muslos de un elefante de circo, no intenten ponerse las medias de una joven de poco más de 50 kilos. Una cosa si que he de reconocer, estaba yo todo divino hasta que llegó la ambulancia, tan divino que uno de los camilleros me metió la lengua cuando me hacía el boca a boca para reanimarme y aprovechó tan trágico momento para deslizar discretamente su número de teléfono entre mis nalgas.

¿Sabían ustedes que hay pantys para hombres? Yo sí. Y no les recomiendo que lo vean. Aun menos que los vistan. Es como los pantalones cortos para las mujeres. Zapatero a tus zapatos, media a tus mujeres y pantalones cortos para los infantes de España. Por supuesto que entiendo que hayan hombres que quieran ponerse pantys pero yo también defiendo mi derecho a que no me guste y me parezca una perversión del tamaño de Bankia.

Medias de rejilla o de red, medias con costura, medias cubanas, medias caladas, medias de verano, medias térmicas, minimedias, medias antiembolias, medias con autosujeción, medias de encaje, pantimedia desnuda, pantimedia reforzada, pantimedias transparentes, pantimedia con punta desnuda, pantimedias sin puente de algodón (o sin escudete), pantimedia con punta reforzada, pantimedias sin costura, pantimedia con talón, pantimedia control de silueta, leggins, pantimedias de fantasía, pantimedias de descanso, polainas, leotardos o mallas. ¿Qué más da el tipo, la forma o el color? Dentro siempre habrá unas piernas de mujer. Eso es lo que más me gusta de las medias.




El lobo de Barcelona

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En la vida existen dos maneras de enfrentarte a los demás, o bien eres un dulce osito de caramelo o bien eres un cabrón del tamaño del estadio de un equipo que juega la Champions. También puedes intentar ser tu mismo pero entonces tienes tanto futuro como un recién nacido flotando en un embravecido mar y rodeado de hambrientos tiburones blancos. Desde este blog he teorizado sobre la necesidad de la mentira. Sobre todo en las relaciones con los demás. La verdad está sobrevalorada porque es una debilidad en un mundo lleno de depredadores. Ir con la verdad por delante es como pretender sobrevivir en la selva armado con papel de liar y un palillo usado.

No obstante, hoy les hablaré de la mentira enfocada a la caza del placer. Hay gente que miente por conseguir dinero, por conseguir fama o por conseguir poder. Teniendo dinero, fama o poder, puedes conseguir cuanto placer desees, pero para conseguir todo ese dinero, fama o poder se necesitan años de esfuerzo en el que poca gente quiere invertir. Como en el tema de si la pizza ha de llevar piña o no, solo hay dos posibilidades: o bien tu padre, dueño de uno de los bancos más famosos del país, muere de repente en plena noche de un fulminante ataque al corazón con su cabeza entre las piernas de una stripper cuarenta años más joven que él... o bien eres un mentiroso de tomo y lomo.

Yo procedo a saltarme todos esos preliminares porque no se quien es mi padre e iré directo al placer y lo haré con mi mejor mentira colgada en la cara, a la altura de los ojos.

Para conseguir placer, lo mejor es acudir a un lugar donde haya muchas personas. Mujeres, hombres o enanos disfrazados de pastorcilla, cada uno que escoja lo que quiera. A mi me gustan las nórdicas disfrazadas de soprano de "El anillo de los Nibelungos". Es como cuando sales a pescar, siempre se consiguen mejor resultados navegando sobre una banco de peces que en una piscina inflable. Los conciertos, manifestaciones y partidos de fútbol es donde hay más gente pero no parece inteligente intentar fornicar con una adolescente histérica, una perroflauta o una hincha. Tienen demasiada personalidad… o demasiada poca.

Hay que pescar en discotecas de madrugada. Los peces de noche y confusos pican mejor el cebo.

Lo primero que han de hacer es crearse un personaje. Yo antes me inspiraba en el Stallone de los 80s pero ahora he escogido el personaje que interpretaba Leonardo Di Caprio en “El lobo de Wall Street”. Puede que el físico no me acompañe pero lo que importa es la actitud ganadora. Tener un pene de 35 cms también ayuda.

Cualquier viernes por la noche, me dejo caer en una de las muchas discotecas de Barcelona, no son las mejores discotecas porque ahí están las mejores mujeres pero también los mejores contrincantes. Me dejo caer en una de las muchas discotecas de gente de más de cuarenta (cincuenta e incluso sesenta) donde señoras recién salidas de la peluquería se esfuerzan por recuperar una época que hace demasiados años les abandonó para siempre. Pescar en un lugar así es relativamente fácil pero eso no evita que uno tenga que crearse el personaje y llevarlo hasta el límite. Les digo que soy corredor de bolsa, que tengo un deportivo aparcado cerca de la discoteca, les digo que vivo en una lujosa torre en Pedralbes, el barrio mas exclusivo de la ciudad, les digo todas las mentiras que quieren creer y rezo porque la oscuridad de la discoteca les impida ver que visto ropa del Zara, gafas rotas, peinado de peluquería china (final feliz incluido) y sandalias.

-Me llamo Jordan Belfort -comienzo mi discurso susurrándoles al oído (e intentando no escupir)- y no estoy en esta discoteca para venderte un bolígrafo a las cuatro de la mañana sino para que necesites un bolígrafo con el que apuntar mi teléfono, porque soy tan irresistible que pronto resbalarás en un charco que se está formando entre tus muslos. Soy el Lobo de Barcelona, el tipo mas seductor que nunca hayas conocido y, a juzgar por tu edad, nunca conocerás.

Cuando mientes y lo haces bien, la gente cree lo que dices porque les gustaría creer que lo que dices es verdad. A todas esas mujeres les gustaría creer que soy Leonardo Di Caprio. Este es el secreto del buen engaño, que la gente, a las cuatro de la mañana y después de tres gintonics, quieren ser engañados. Todos sin excepción.

Nunca me ha funcionado, también es verdad.

Elogio de la navidad

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"Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad, sácate el refajo María que te voy a empotrar..." 

De acuerdo, puede que el villancico no dijese exactamente eso, pero eso es lo que todos pensamos. Y cuando hablamos de "María" nos referimos a nuestra cuñada, la amiga de nuestra mujer o la vecina del tercero. Porque, queridos amigos, la Navidad es ese momento por excelencia para la infidelidad en nuestro circulo mas intimo. ¿Quien no ha deseado meterse bajo el jersey de su cuñada o dentro de los pantalones de su cuñado durante la euforia alcohólica de las celebraciones navideñas? Vamos a besarnos todos, puede que durante el resto del año no nos hablemos, nos critiquemos e incluso nos peleemos. Pero olvidemos eso durante la noche en que ellos se visten como oficinistas y ellas como prostitutas. Vamos a hacer ver que la Navidad sea la celebración del buenrollismo. Y claro, pasa lo que pasa. Que el roce (y el alcohol) hace el cariño.

Este elogio de la Navidad va para que durante la cena os quitéis los sostenes y los calzoncillos, seáis libres, os morreéis con la abuela (ojo con la dentadura  y bailéis una lasciva lambada con un familiar de vuestro mismo sexo (a poder ser, mayor de edad). Buscamos desesperadamente la felicidad en Navidad y lo hacemos encorsetados en una convenciones y unas convicciones que nada ayudan a la felicidad. Follad entre vosotros e intentad hacerlo con alguien con quien no lo hayáis hecho antes.

Regalad vibradores a ellas y películas porno a ellos. Llenad el estofado de Navidad de marihuana. Escuchad trash-metal en vez de villancicos. Bebed todo lo que podáis hasta que no sepáis ni donde habéis aparcado el coche.

Muchas personas, cuando llega la noche de Navidad, sacan esa vena sentimentaloide de película de sábado por la tarde y comienzan a recordar a los que ya no están. Pues debéis saber una cosa, los que nos han dejado, si viesen nuestras cenas de navidad, volverían a dejarnos una y otra vez. Vivimos la navidad dentro de unos estándares que nada tiene que ver con lo que realmente deseamos. Si queremos tocarle las tetas a nuestra cuñada la noche de navidad... ¿por que nuestra cuñada nos regala unos calcetines de los chinos que dentro de tres semanas se habrán roto?

Desde esta humilde tribuna y con el eterno tono de cabreo de Pablo Iglesias, os invito a todos a que reconvirtamos nuestras navidades en una orgia de sexo y alcohol donde, una noche al año, todo vale. ¡Vamos compañeros! ¡Acabemos con la casta navideña que nos ha oprimido durante tantos y tantos años! 

Y ahora, si me permitís, abandono este mitin por unos minutos que se me están quemando las galletas de jengibre que tengo en el horno y aun tengo que preparar la mesa de navidad y buscar el cassete de villancicos. No... no me mireis asi... yo ceno solo. Quienes teneis que aprovechar para follar sois vosotros que tenis cuñados y amigos. Yo voy a ponerme el video de "¡Que bello es vivir!" y a abrir una botella bien fria de sidra El Gaitero.

¡Feliz Navidad!


El baile lo carga el diablo

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Hay quienes aseguran que para estar sano hay que hacer ejercicio, caminar o ir en bicicleta, nadar o hacer yoga. Cualquier cosa para evitar quedarse sentado en el sofá repasando todos los canales de la TDT como en un bucle infinito. Lo mas curioso de todo esto es que en la lista de ejercicios olvidan dos de los mas completos: el fornicio y el baile. Dicen los que saben que en una sesión de fornicio de veinte minutos, el afortunado consume alrededor de 500 calorías mientras que en veinte minutos de baile consumimos alrededor de 125 calorías. O sea, que salir un viernes por la noche a bailar y a conocer a alguien con quien despertar el sábado por la mañana es una de las combinaciones mas sanas que existen. 

¿A que viene todo esto? Es simple... ¿recuerdan ustedes lo que les conté de un amigo que se cree enamorado de su compañera de trabajo? Pues resulta que el pasado viernes por la noche mi amigo tenía la cena de navidad de la empresa que implicaba acabar en una discoteca donde intentar hacer el ejercicio mas completo que existe. Baile vertical +  danza horizontal, en efecto. Pero resulta que mi amigo, además de tonto, es tonto. Y además de ser muy tonto, no sabe bailar. ¿Cómo seducir entonces a la compañera de trabajo? La solución es simple: clases de baile by gilipollas. 

Lo primero que tuve que hacer es, cual pretty woman, llevarme a mi amigo de compras para actualizar su indumentaria. El tipo me dijo que salía de juerga por las noches con unos tejanos y una camiseta de algodón. ¿En que coño piensa la gente cuando se visten así? ¿No han visto "Fiebre del Sábado Noche"?. Fuimos a la tienda de los chinos y allí compramos unos pantalones de campana de color plateado, tergal 100%. Después una camisa abierta de cuello setentero con estampados hawaianos. Para rematar la faena compramos unos zapatos de imitación de charol. Todo por 17 euros. Para que después digan que ir elegante es caro. De acuerdo, puede que mi amigo fuese a pasar un poco de calor con tanto tergal, pero estoy convencido que la visión de un hombre sudoroso es algo que despierta los mas bajos instintos de cualquier hembra que se precise. El siguiente paso consistía en aprender a bailar y en eso soy un maestro. Puede que sea gordo y feo, puede que sea gilipollas y machista, puede que el aliento me huela y solo tenga pelos en las orejas. Pero se bailar. Y eso es mucho mas de lo que cualquiera de ustedes puede decir. 

Para bailar bien simplemente hay que aprender cuatro pasos que consiste en aguantar el vaso de tubo y no moverse de la baldosa de 60x60. El resto sale solo. Simplemente hay que mover rítmicamente los pies suene la música que suene (el género o el ritmo es lo de menos), y mientras movemos los pies sin salirnos de la baldosa e intentamos que el gintonic no desborde el vaso de tubo, hay que mover la cabeza arriba y abajo mientras con la mano libre apuntamos al techo como contando pájaros invisibles con la punta del dedo. Eso es bailar y si mi amigo conseguía bailar así, sus movimientos serían la llave que abría el corazón de su enamorada. 

Por desgracia (para él) los planes no salen siempre como uno ha imaginado. En realidad NUNCA salen como uno ha imaginado porque, en efecto, la compañera de trabajo no se enamoró de la danza de apareamiento de mi amigo. Es mas, la susodicha acabo la cena de Navidad en la cama con el jefe de personal, revisando la contabilidad y colgando la ropa interior de la lámpara.

Moraleja: por muy bien que bailes siempre habrá alguien más poderoso que tú.


Estilismo para la noche de fin de año

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¿No saben ustedes que lucir en la noche de fin de año? ¡No se preocupen! Como siempre y haciendo gala de mi frustrado espíritu fashion blogger, voy a proceder a regalarles unos cuantos consejos para vestir adecuadamente en esta noche tan especial...

Lo primero es la ropa interior. Esa tontería de que hay que llevar algo rojo es simplemente eso: una tontería. Durante la noche de fin de año se bebe a raudales, la gente está eufórica y hay emoción no contenida. Así pues, olvídense de la ropa interior roja, aun mejor, olvídense de la ropa interior. Ir sin ropa interior nos libera al mismo tiempo que nos ahorra problemas en el momento del primer polvorón del año. Tiempo y dinero. ¿Para que diablos comprar lencería roja de prostituta que vale un pastón pero solamente utilizaremos una vez al año?

Para quien no lo sepa, en la Edad Media, durante los fríos inviernos, se consideraba que vestir ropajes rojos (en contraste con el blanco de la nieve) daba buena suerte a quien los llevaba. No obstante, también se asociaba el rojo al demonio y la brujería con lo que los colores rojos fueron prohibidos por la iglesia. Y de ahí que todos, para tener buena suerte en fin de año, llevasen ropa roja escondida bajo la otra ropa. Exacto: la perfecta definición de "ropa interior".

Una vez solucionado el tema de la ropa interior, vayamos a por los complementos. Puede parecer que lo más adecuado sean unos lustrosos zapatos para ellos y tacones para ellas. Pues no. Se supone que vamos a estar bailando toda la noche... ¿no? Cangrejeras para todos. Las cangrejeras son cómodas, aguantan cualquier liquido o cristal que haya caído al suelo y son de goma. ¿Que son feas? En la noche de fin de año miramos escotes y paquetes, nunca los pies. 


Respecto a sombreros, pañuelos, pulseras o relojes... olviden ustedes todo eso. Solo estorban. Lo único que necesitan son gomas. Para ellas una goma de pollo en la muñeca para recogerse el pelo y para ellos una gomita de esas que impiden dejar embarazadas a las que llevan gomitas de pollo en la muñeca. Y no me sean tiquismiquis, gomas de pollo y condones los hay de todas formas y colores para combinar con la ropa.


Respecto a la ropa, seamos educados y vayamos primero a como deben vestir ellos. He optado para los hombres por unos divinos calcetines gruesos de tenis (para salvar nuestros esplendidos tobillos de las hebillas metálicas de las cangrejeras), después escogí unos pantalones de chándal porque son cómodos y aguantan perfectamente el sudor y los movimientos de baile (ademas de no pasar nunca de moda). Respecto al tronco superior, son muy mucho cuquitendencia  las camisetas de los chinos por baratas, llamativas y de algodón fresquito. Siempre es buena idea lucir alguna camiseta divertida, yo he escogido para este fin de año esta cucada de "Mariscos Recio". 


No obstante, si ustedes son reacios a este tipo de look por considerarlo demasiado moderno y/o atrevido, entonces ustedes escoger cualquiera de los looks que acostumbra a lucir Jaime De Marichalar con lo que nos aseguramos ir a la última en la noche de fin de año y echarnos unas risas con los amigos (o mejor dicho, que ellos se echen unas risas a nuestra costa). Al fin y al cabo, celebrar la llegada de un nuevo año con unas risas, siempre es bueno.


Respecto al estilismo de ellas recomiendo encarecidamente minifaldas y camisetas de rejilla que permitan transpirar a los pechos desnudos y el marisco fresco. Puede que no sean tendencia pero yo soy hombre y sueño con que todas las mujeres vayan vestidas así en la noche de fin de año. Incluso las que nunca deberían ir vestidas así.


No obstante, si ustedes consideran que lucir este look sin ropa interior es demasiado atrevido (¡cobardes!), también les ofrezco a continuación alguna de las alternativas que pueden utilizar para asegurar que van ustedes a la ultima en la noche de fin de año y que conseguirán llamar la atención de los hombres que las rodean (e incluso sacarse unos cuantos euros extra).


Y recuerden siempre, en fin de año lo importante no es la ropa que llevas sino quien te quita esa ropa.




Feliz 2015

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Cuando comienza el año, nos empeñamos en confeccionar una lista de las cosas que creemos que nos ayudarán a ser mejores... pero que nunca nos harán ser mejores (porque nunca las vamos a cumplir). Y eso no es ninguna desgracia. Nosotros mismos somos ese cúmulo de cosas que, puestas en línea, conforman el dibujo de cuanto querríamos ser. Para arreglar el coche primero hay que saber que está roto y cuando llega el momento de ser mecánicos de nuestras vidas creemos conducir un Ferrari ultimo modelo. Pero no. Cuando uno hace un retrato de si mismo ha de ser coherente y ponerlo todo encima de la mesa, lo bueno y lo malo, porque si no la línea se convierte en algo intermitente y el dibujo en incompleto. Y no ha de pretender cambiar todo lo malo, por mucho que le disguste o por muchas ofertas que recibamos del gimnasio. Somos lo que somos.

Yo soy mentiroso, me gusta la cerveza sin medida, soy infiel aunque no tengo a quien serlo, no me gusto (ni gusto a los demás), me follo todo lo que se me pone por delante sin importarme qué relación tiene conmigo ni las consecuencias (aunque por desgracia nunca follo con lo que tampoco hay consecuencias), soy un vago, soy el peor amigo que nadie puede tener, soy un histérico y soy un cobarde de proporciones épicas.

Lo más lógico sería pegarme ahora mismo un tiro en la cabeza, como a un caballo de carreras al que se le ha roto una pata. Pero tampoco. El mundo necesita gente como yo, gente despreciable en proporciones tan descomunales que nos haga plantearnos si la segregación es necesaria. El mundo necesita gente como yo para que los pecados de los demás sigan siendo veniales en comparación al resto. El mundo necesita guerras para entender la paz, necesita dolor para entender el placer y necesita telecinco para saber lo que no ha de ver. En un mundo de infinitos colores, el blanco y negro siempre aclara las cosas, sobre todo a los cortos de vista.

Así soy yo, lo peor. ¿Son capaces ustedes de hacer lo mismo? Soy un completo gilipollas.

Feliz 2015.

Observar, aprender y equivocarse

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Estoy sentado en la terraza de un bar, cualquier bar, el lugar nunca ha sido importante porque lo importante es lo que hay alrededor de ese bar. Las personas, los pájaros, los papeles que arrastra el viento, todo es siempre lo mismo, estés donde estés que estés sentado. Me gusta observar sin más, observar los zapatos que lleva la gente o la caprichosa figura de las farolas de la calle. Me gusta observar los cinturones que ciñen el estómago de las mujeres o cuantas personas hay dentro de los coches que circulan al otro lado de la calle. Veo a esos pasajeros e imagino donde irán, o qué relación hay entre ellos. ¿Será amigos? ¿Amantes? ¿Familia? ¿Compañeros de trabajo? Observo los perros e intento entender que trivialidades llaman su atención de repente. Observo las cuidadas uñas de los pies de las mujeres o los calcetines de los ejecutivos que se dirigen a toda prisa a sus trabajos, con el resuello como único diálogo. Observo las gotas que se acumulan de repente en la parte exterior de la cerveza que estoy bebiendo y comienzo a girarla para ver como el sol de la mañana dibuja un arco iris en su superficie. Observo una fuente de agua y como algunos vagabundos se arremolinan alrededor, han aparcado sus carros repletos de cartones y se lavan los pies con el agua de la fuente. Bebo un trago de mi cerveza y las gotas se deslizan por el borde de la botella, lentamente, de manera casi sensual, hasta caer al suelo. Algunas gotas han caído en mis pantalones y la mancha de agua se agranda a medida que la gota muere. Vuelvo a observar a la gente que camina por la calle, me gusta imaginar también a donde van. Observo con detalle la ropa que llevan e imagino si siempre visten así o solo hoy por algún motivo. 

Entonces la veo a ella, es una mujer de edad indefinida, vestida de blanco, camina lentamente, unas grandes gafas de sol cubren su mirada. Es rubia, muy hermosa. ¿Me estará mirando ella a mí? Sus tobillos, como sus brazos, son delgados. Sus movimientos son elegantes, parece no tener prisa por ir a ningún sitio lo que la hace aun más atractiva.

La mujer toma asiento en la mesa junto a la mía. Me mira y sonríe. Enciende un cigarrillo con movimientos descaradamente lentos, elegantes.

-Buenos días –digo.
-Buenos días –responde ella.

El día no puede comenzar mejor. Una mujer sentada a mi lado. ¿Buenos días? De eso nada, un día magnifico, a juzgar por como ha comenzado.

 -Me gusta observar a la gente –digo de manera casual, como quien habla consigo mismo.
 -A mi también, no solo a la gente sino a las cosas porque...
 -¿Follamos? –pregunto de inmediato sin dejarla acabar la frase.

La mujer se levanta y se marcha rápidamente de allí. Quizás me ha echado una mirada furiosa pero sus gafas de sol me han impedido comprobarlo.

Me gusta beber cerveza desde primera hora de la mañana y observar a la gente, pero la paciencia nunca ha sido mi fuerte. Solo soy un completo gilipollas y eso no va a cambiar aunque estemos al comienzo de un nuevo año.



Reir es pecado

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No hace falta explicar que ha sucedió en Paris la semana pasada. Para quien lo desconozca, sucedió que unos anormales (ni terroristas ni integristas… simplemente anormales) asesinaron de manera cobarde a varias personas y lo hicieron en nombre de alguien a quien ni tan siquiera conocen. 

Anormales los hay en todos lados actuando en nombre de cualquier excusa válida para dejar suelta toda la rabia que alguien se encarga de alimentar pacientemente durante años. Eso siempre ha sucedido y siempre sucederá y deberemos acostumbrarnos a ello.

Pero resulta que los asesinados eran (en su mayoría) humoristas. Usar el humor contra algo que no te gusta es la manera más inocente de enfrentarte a alguien. Puedes reírte de alguien porque no te gustan sus ideas, sus actos o su peinado. ¿Qué más da? Estamos hablando de humor y el humor siempre es inocuo excepto para aquellos que carecen de sentido del humor.

Iba a escribir la semana pasada, inmediatamente después de los hechos, sobre esos anormales que asesinaron a unas personas en París pero no lo hice. Hay gente que, en caliente, escribe mucho mejor que yo. Lo han hecho de todas las formas posibles, con textos, fotomontajes o dibujos.Todos lo han hecho de manera maravillosa, bravo por ellos. Bravo por combatir la anormalidad con inteligencia.

Yo no me considero un gran humorista, solo una persona con un gran sentido del humor. Tampoco soy un valiente, para mí es muy fácil poner una caricatura de Mahoma en este blog porque nadie sabe quién soy. 

Los humoristas de Charlie Hebdo asesinados la semana pasada tenían un gran sentido del humor y lo hacían a cara descubierta. Pero su valentía no radica en asumir el riesgo propio sino en que asumían también el riesgo en nombre de quienes les leían (nosotros). Y han pagado con su vida la osadía de hacer reír a los demás. ¿Que no os gustaba su humor? Pues no os riais, simplemente. Pero eso no resta mérito a lo que hacían.

No hablaré de libertad de expresión porque eso es algo que no me importa demasiado. Siempre vendrá un tonto a decirme sobre lo que no debo o no puedo hacer humor y siempre le contestaré lo mismo: si no te gusta, no te rías. Nuestra libertad en hacer humor es la libertad de los demás en no reírse o no leernos. Poner limites a la libertad de expresión en el humor es algo que carece de todo sentido... y si algo no tiene limites o bien no existe o es el bañador de Falete.

Ir más allá, asesinar porque no te gusta el humor que hago, no tiene nada que ver con la libertad de expresión sino con que tu eres un anormal.


Je Suis Los Chunguitos

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Esta semana han expulsado de GH VIP a Los Chunguitos por comentarios homofobos y racistas. En primer lugar toda mi solidaridad para ellos quienes no tienen culpa de su incultura ni su cazurrismo latente No creo que sean homofobos ni racistas, simplemente actúan desde lo que (des)conocen y por desgracia, se ha demostrado que conocen bien poco. Sus comentarios han ido desde que prefieren tener antes un hijo deforme o con una enfermedad que maricón, cuando vieron entrar al concursante de color dijeron que era un mono en la selva, tambien aseguraron que en una ocasión abandonaron un perro en una gasolinera.¡A la hoguera con ellos! Con ellos y con medio país, si es que hay que quemar a alguien por eso... Pero lo que mas me molesta no han sido sus comentarios,  lo que más me molesta es que creamos que hay que expulsar a Los Chunguitos de GH VIP porque son un mal ejemplo. No son un mal ejemplo, son simplemente un ejemplo de una parte de nuestra sociedad. ¿Acaso Telecinco en su enésimo ataque de soberbia no han dicho que GH era un experimento que refleja la sociedad que vivimos? ¿Pues entonces a que viene esa tontería de expulsarles?  ¿Un mal ejemplo para quien? ¿Es GH un programa educativo o destinado a los niños? Y si lo es... ¿Por qué hicieron entrar al concursante de color completamente desnudo y lo enfrentaron a un personaje abiertamente homosexual (Victor Sandoval)? ¿Qué pretendían mostrar o a quien pretendían educar? Fue Telencinco, con esa acción, quien pretendía usar los tópicos racistas y homófobos a ver si explotaba la bombita en algún lado... y explotó.


A Telecinco no le molesta un negro en pelotas (es lo mas normal del mundo en nuestra sociedad ¿no?),  tampoco le molesta que estén hablando de quien se ha follado a quien, no le molesta que se insulten ni se peleen, no le molesta que se hagan dulces alusiones a la homosexualidad ni le molesta que se llamen maríquitas a los maricones. Porque ellos, en su infinita sabiduría, son quienes deciden sobre el bien o sobre el mal. Claro... es su chiringuito ¿no? 

Yo mismo, en este blog he hecho humor sobre negros y maricones. Si señor: negros y maricones. No "gente de color" ni "homosexuales". El humor tiene eso, hay que saber ridiculizar ciertas actitudes y hacer que la gente llegue a la reflexión a través de la risa. ¿A alguien le ha molestado mi humor racista o homófobo? Nunca nadie me lo ha echado en cara, quizás porque entendían que era humor y a nadie la ha molestado. Y es por un motivo parecido por el que a mi no me molestan las declaraciones de Los Chunguitos porque las entiendo su contexto y de quien vienen. Me molestaría de otra gente en otra situacion, eso si. Pero lo que realmente me molesta es la hipocresía de gentuza que se cree mejor que un pobre inculto. 



¿Qué es la puta felicidad? (Paulo Coelho ridiculous style)

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El otro día cometí el grave error de ir al cine a ver una película que no era porno, creo que la última vez que hice algo parecido sucedió en 1978 con “Superman”, tenía yo doce años y en ese mismo momento tomé la firme decisión de no volver al cine si en la pantalla habían hombres enfundados en mallas en vez de tetas de mujer. Mi siguiente paso fueron las salas “S”, luego “X” y finalmente porno en Internet. Supongo que si “Superman” hubiese tenido tetas no sería yo un pornoadicto. Por desgracia estrenaron “Supergirl” seis años mas tarde cuando yo había abandonado las salas convencionales.  A lo que íbamos, el otro día fui al cine porque me había tocado una entrada en un concurso que hacen cada año entre los usuarios de pastillas contra la disfunción eréctil. No recuerdo el titulo de la película, era algo así como “Héctor en busca de la puñetera felicidad” o  “Héctor y el secreto del unicornio” o que se yo. La película una mierda, claro y además no habían tetas (solo algún culo de perfil) con lo que se confirma mi teoría que el cine dejó de ser cine cuando dejaron de proyectar en los años 60 aquellos sensacionales documentales suecos sobre el nudismo. ¿Por qué hablo de una mierda de película? Pues porque  en ella se contaba la historia de un tipo corriente al que su  vida le cambiaba por completo con una sola pregunta salida de su boca “¿Eres feliz?”. Salí yo del cine adormilado y con agujetas (las butacas no están diseñadas para gordos) mientras en mi mente solo rondaba una pregunta… ¿Soy feliz? Supongo que la respuesta a eso es imposible porque cada persona tenemos una medida diferente. Supongo que para el niño de una favela brasileña, jugar en un equipo de futbol es la máxima felicidad a la que puede aspirar mientras que para un jugador profesional de futbol, follarse a diez top models en una noche es la máxima felicidad a la que puede aspirar. 



En otro momento de la película, un personaje adinerado se lleva al protagonista por cientos de lugares caros y finalmente dice “¿Quién dice que el dinero no da la felicidad?” a lo que el protagonista la vuelve a preguntar si es feliz y el adinerado no sabe que contestar. Resumen: tenerlo todo no te hace feliz, aspirar a tenerlo si. Yo no aspiro a jugar en un equipo profesional de fútbol pero sí que aspiro a follarme a diez top models en la misma noche. Pero también soy consciente que nunca podré aspirar a ambas cosas. Así pues, quizás debería delimitar mi felicidad en aquello a lo que si puedo aspirar. Puedo aspirar a beberme diez cervezas en el bar, puedo aspirar a que ustedes (amables lectores) me lean, puedo aspirar a que algún día alguna mujer borracha me robe un beso en un bar del barrio chino. ¿Seré feliz con todo eso? Puede que sí, pero ahora que lo pienso, tampoco es la máxima de mi felicidad. Solamente parecería feliz (o sería feliz a tiempo parcial). Resumen: has de ser realista en tu búsqueda de la felicidad e ir un poco más allá. Intentémoslo: yo sería feliz conduciendo un deportivo por la costa junto a una despampanante rubia o sería feliz en el palco privado de un estadio de fútbol bebiendo champagne francés. ¿Sería así feliz? Supongo que si… ¿Puedo conseguirlo? Quizás, quien sabe… ¿Es ese el ideal de felicidad que quiero? Supongo que sí, soy hombre y me han educado para entender la felicidad en términos de  sexo, dinero y poder. No entiendo de sentimientos ni de moral ni de solidaridad. Para mí la felicidad es lo mismo que para Bárcenas un sobre.



¿Son ustedes felices? Pero no... la pregunta no debería ser esa… no. La pregunta debería ser: ¿Pueden ustedes ser mas felices? Tampoco. Quizás la pregunta es tan simple como “¿Qué desean ustedes?” aunque esa pregunta la hacen a diario los camareros en todos los restaurantes y no siempre acaban los comensales completamente felices. De hecho, la última vez que me preguntaron eso acabé con una gastroenteritis que me duró tres días, supongo que debería haber desconfiado de un restaurante donde había más cucarachas que comensales. Sucede como en una discoteca a las tres de la mañana, necesitamos una buena pregunta para conseguir una buena respuesta. De acuerdo, seré pragmático. ¿Que significa la felicidad para ustedes? Este es mi reto: solo necesito una frase a modo de respuesta y, por favor, huyan de eso de salud, amor y tonterias evidentes. Seamos realistas y que no parezca esto el día del sorteo del niño. Mi idea es unir todas las respuestas para hacer un nuevo texto que pueda competir con Paulo Coehlo en la búsqueda de la fórmula mágica que me haga vender libros y aflojar las bragas de la población femenina. Eso si que me haría realmente feliz.

Mi turno: Para mí la felicidad sería saber que le hace feliz a la gente normal y buscar exactamente lo contrario.

Su turno queridos y queridas...



Que es la puta felicidad

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Para entender este texto deberían remontarse ustedes al texto anterior donde intenté (infructuosamente) entender qué diablos es la felicidad. Muchos de ustedes han sido amables de contestar en los comentarios que era para ustedes la felicidad, no he entendido ni uno pero esas son las consecuencias de tener unos lectores que solo beben agua con misterio. Voy a pasar a comentar algunas de sus respuestas a ver si entre todos entendemos que es la puta felicidad o (emulando a David Carradine) nos ahogamos en el intento.

“Felicidad viene de fecundo, fértil, así que no vas mal encaminado”(He visto teorías más sólidas leyendo la lista de la compra de una familia de nueve integrantes, gato de angora incluido)

“La felicidad es como la uña del dedo meñique. No hay dos iguales” (Es como cuando preguntas “¿crees que a llover hoy?” y te contestan “la lluvia cae de arriba hacia abajo, casi siempre").

“Yo lo mismo que usted, pero con hombres. Ese es mi concepto de felicidad”(Pues a mí hay pocas cosas con hombres que me de felicidad a excepción de un partido de futbol, una partida de poker o una sauna gay)

“La felicidad no se siente, se construye; es una búsqueda, más que un destino; es la aceptación de que lo sofisticado está envuelto en lo cotidiano”(Alguien bebe cervezas a un ritmo más rápido que yo, he leído esta definición mas de media docena de veces y sigo creyendo que, como los informativos de Intereconomia, es totalmente incomprensible)

“La felicidad es el ir consiguiendo metas, me pone es un estado eufórico de felicidad pasajero y transitorio” (Esta definición me ha ilusionado tanto como leer el prospecto del Evacuol… e igual de clarificador para mi interior).


“La felicidad consiste en no desear más que aquello que depende de mí mismo” (Con todo respeto amigo, no creo que la felicidad del mundo entero dependa de usted tan solo… ¿Quizás quería decir “yo mismo”? Además, incluso cuando solo existían Adán y Eva, la felicidad de Adán dependía de la de Eva, sobre todo los viernes por la noche)

“La felicidad es EL PODER de encontrar placer en forma si bien no continua al menos recurrente”(Esta definición me gusta, no sé si habla de penetración anal o de leer la biblia a todas horas, pero me gusta)

“Yo soy completamente feliz cuando no me duele la maldita rodilla”(Comenzamos a encaminarnos, la felicidad es que no nos duelan las malditas rodillas, al menos es practico, si te duele el resto del cuerpo y mueres entre horribles estertores tiene un pase pero las rodillas nunca)

“La felicidad, para mí, es la eterna búsqueda de la misma y todo lo que acontece justo antes de alcanzarla. Y es que, una vez alcanzada, se desvanece.” (Debería fingir que he entendido algo pero sería mucho fingir)

“La felicidad sería encontrarme mantenida sin que me falte un perejil inicialmente por mi progenitor, seguidamente por mi consorte para concluir haciéndolo por mi progenie. Pero dado que el inicial hace algún tiempo feneció, a día de hoy ardua tarea la de encandilar a un gachó debido a que doce de cada diez saben más que el tocino añejo y por ende, ilusorio lo de mi prole… así pues, conque el escritor que menta y el “señor maravilloso” descuiden esos ineptos escritos suyos, me doy por dichosa.”(Creo que me he perdido después de lo de “progenitor” Este tipo de explicaciones deberían ir acompañadas de diagramas o fotos de suecas en top less)

“La felicidad es pasar 24h sin ver una foto con una frase Paulo Coehlo”(Que cierto… y como dijo Paulo Coehlo “Acierta en todo lo que puedas acertar. Pero no te tortures con tus errores.”)

“Soy feliz cuando me dejan hacer mi santa voluntad. Cuando no me obliga el dinero, la ética, mi sentido de la responsabilidad, las normas sociales”(O sea, es usted feliz durmiendo en un cajero automático bajo unos cartones y bebiendo vino de tetrabrik)

“Creo que para mí la felicidad es un momento, una situación. Justo en el instante en el que no recuerdo nada de mí, de mi vida, de los demás. En ese momento, soy feliz.”(Esta definición me encanta porque me recuerda que después de la novena cerveza debo ser feliz, aunque después no me acuerde que fui feliz)

Siento en el alma haber sido tan irónico y maleducado con sus amables comentarios pero es que eso es precisamente lo que me hace feliz. Ser mala persona tras una máscara y aun más mala persona sin la máscara. Aunque las películas de romanos también me hacen feliz.




50 sombras de Gres

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Conocí al señor Gres en“Alicatados y reformas Gres (especialistas en reforma de baños)" durante mi eterna búsqueda por el alicatado perfecto que, en mi edad adulta,me había propuesto alcanzar. Ese adorable gresite de pequeñas piezas de color parecido pero diferentes tonalidades que, vistas desde la distancia, otorgan al lavabo de cualquier hogar, una apariencia superior a cualquiera imaginada. Siempre he sido amante del gresite, mi obsesión desde que, con cinco tiernos años, entre yo en un lavabo maravillosamente alicatado en un hotel de Benidorm. Todos aquellos colores, sombras, luces y brillos. Algún día yo tendría eso, yo sería así. Y ahora, por fin, iba a conseguirlo.

Mi nombre es Soñadora Pérez y lo que más uso de los libros eróticos es el índice (pero no el del libro).

El señor Gres era bajo, gordo y bastante calvo, nada que ver con la idealización que durante todos los años de mi vida había hecho de la persona que debía llevarme de la mano hasta la cumbre de mis sueños mas oscuros. Pero ya lo dijo Calderón de la Barca: “y los sueños… sueños son”. Me esperaba en la sección de azulejos, junto a los sanitarios, unas estanterías más allá de la entrada. Le reconocí porque sostenía entre sus manos su gigantesca herramienta: una llave inglesa del 12 propia de un profesional.

 -Soy Soñadora –dije sin despegar la vista del suelo-. No sabía si debía venir.
 -No debías pero querías. Por eso estás aquí. Pero no me gusta tu nombre, ya no eres una soñadora, a partir de ahora te llamaras Iris.
 -¿Por qué señor?
 -Por esto…

Y diciendo la última palabra, el señor Gres se movió a un lado para dejarme ver un muestrario vertical de la colección IRIS 2015 de la marca  Ezarri (los Ferrari del gresite). Allí estaban las mejores tonalidades del mundo del alicatado: Ambar, arena, azur, zafiro, coral… absolutamente todos. El poder en la palma de la mano de una sola persona. Sin lugar a dudas no me había equivocado, el señor Gres era el único que podía sacarme de mi cascarón y empujarme a la vida que siempre había deseado.

Caí al suelo con la boca abierta y los brazos extendidos, ofreciéndome al amo del gresite. El todopoderoso señor Gres de “Alicatados y reformas Gres”.

-Soy Iris –dije- y soy toda suya, señor.

Cinco semanas más tarde, estaba estirada yo en mi bañera, rodeada de espuma y velas, observando el gresite modelo Zafiro de la colección Iris. La luz del baño se reflejaba en los pequeños azulejos de diferentes tonalidades. Por fin lo había conseguido, ahora era una mujer plena, una mujer que había superado sus miedos y había confiado en el señor Gres para crecer como persona y poner en la vida real todos mis anhelos.

Gracias señor Gres. Toda suya.


La del Whisky

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No soy yo de esas personas que puedan considerarse grandes bebedores de whisky ni de licores de importante graduación de esos que se sirven en una copa de balón y se degustan junto a un oloroso puro cubano. Yo soy de cerveza, ducados y palillo de madera colgando de la comisura de la boca. Hispano de toda la vida, como el carajillo de anís y la Dama de Elche. En este mundo hay personas graciosas y personas agraciadas. Por desgracia, yo no pertenezco a ninguno de estos dos supuestos. No obstante, mis habilidades depredadoras en el campo de la caza de las féminas dispuestas a la cópula sin previo pago, me ha llevado a aprender a mimetizarme en diferentes personajes que faciliten la labor de aparcar el autobús del amor con mas frecuencia que la acostumbrada. Uno de estos personajes en los cuales me mimetizo es el tipo interesante, casi culto, que bebe whisky y lee a Sofocles mientras el fuego crepita en la chimenea.  Nunca he entendido el motivo pero hay mujeres a las que les gusta esta raza de personaje culto para el ejercicio de sudoroso empotre, hecho este del todo contradictorio pues sería como pretender jugar a ajedrez contra Belén Esteban. Puede que ganes, pero siempre pierdes.

Conocí a la del whisky en un bar de esos donde no hay serrín en el suelo y los camareros llevan chalecos con botones dorados. ¿Que hacía yo en un lugar así? La había conocido semanas atrás en internet y, en la acostumbrada mentira de la virtualidad, me construí yo un personaje elegante y culto de esos que parecen salidos de una serie de televisión de la BBC. Pero no, yo continuaba siendo el mismo solo que me hacía pasar por quien no era para retozar con quien no podía. El personaje que me había construido era el de un escritor de mediana edad, culto, que fumaba en pipa y bebía whisky. Y para mi alegría (aunque terror)conseguí llamar la atención de la susodicha y nos citamos en este club de fumadores, una suerte de bar de primera. ¿El problema? Ni soy culto, ni soy escritor, ni fumo en pipa ni bebo whisky. Pero todo esos eran males menores en comparación con que ella era una mujer alta, fornida, hermosa y poderosa. Una de esas vestales que beben whisky y se follan a los hombres de dos en dos para después asarlos y comérselos con patatas. Y no hay nada mas terrorífico para un hombre que una mujer que se comporta como un hombre.

La mañana anterior a la tarde de la cita me compré una corbata y unos calcetines negros y procedí a enfundarme en telajes de adecuada manera para presentarme frente a la diosa vestal cual macho dispuesto al
sacrificio. Supongo que ella se sorprendió de ver a un tipo vestido en pleno invierno con chándal, calcetines negros y una corbata anudada al mi orondo y desnudo cuello pero han de saber ustedes que en la sorpresa también está el éxito pues llamar la atención de una mujer siempre es el primer paso para poseerla. Aunque sea llamar su atención de una manera tan ridícula. Resultó que, en persona, mi cita era aun mas grande y espectacular que en foto. Medía casi dos metros y cada una de sus piernas era tan grande como mis brazos (y eso que mis brazos son grandes). Nos saludamos con un fuerte apretón de manos que casi acaba con tres de mis falanges y subimos al club de fumadores que no eran mas que los bajos de un bar, decorados como una taberna inglesa, con sofás y gente fumando y sirviéndose copazos de coñac. Como un club de putas para ricos solo que sin putas ni ricos. Mi anfitriona me explicó que el club de fumadores se financiaba con las cuotas de todos y que lo único que le diferenciaba de un bar al uso es que aquí no podían haber camareros. Cada uno se servía la bebida y la pagaban entre todos. Como un botellón para adultos solo que cambiando el banco del parque por un elegante sillón de cuero.

Tomamos asiento en uno de los sillones y ella me preguntó que quería. Estuve a punto de confesar mis verdaderas intenciones y decirle que quería poseerla contra la chimenea pero en última instancia momento la cordura se apropió de mis palabras y le dije que bebería lo que ella bebiese y que fumaría lo que ella fumase. Ese fue mi primer error.

Si no estáis acostumbrados a fumar puros y beber whisky, os aconsejo que nunca comencéis al mismo tiempo con ambas prácticas y aun menos con el ansia de quien desea impresionar a otro. A los diez minutos no solamente estaba borracho sino que estaba hiperventilado, mareado, confuso y mi cabeza no sabía si me yo era heterosexual y homosexual. Además el puro me había dejado la boca como el relleno de un cojín y el whisky sabía a gasolina. Definitivamente, los pobres no estamos hechos para ciertos lujos, aunque sean menores.

Esa noche tampoco forniqué. De hecho acabé vomitando lo que había ingerido en las ultimas diez semanas mientras, a continuación la mujer desaparecía de mi nublada vista. Creo que no le hizo demasiada gracia que vomitase encima suyo en medio del club de fumadores.

No es que yo tenga mucha clase pero al menos, cuando bebo cerveza y fumo ducados, estoy en mi mundo. Esa es la clave. Manolete, si no sabes torear...


La teoría de la significancia sexual de Tom Jones

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La teoría de la significancia sexual de Tom Jones, formulada por el famoso cantante galés aflojabragas en Septiembre de 1966, asegura que todo hombre consigue atraer la atención de una mujer si se cumplen (en gran medida) cuatro condiciones.

1 - Que sea guapo
2 - Que sea delgado
3 - Que sepa cantar
4 - Que tenga el paquete del tamaño de un kilo de bananas salvajes de la selva amazónica.

¿Alguien se ha dado cuenta que los valores “inteligencia” o “amor” no existen en la ecuación? La teoría de Tom Jones se basa en una fórmula matemática que excluye las emociones de la propuesta y se centra solo en lo superficial. Por cierto, por si alguien no se había dado cuenta... esta fórmula es para “atraer”, no para confirmar ni tampoco para asegurar. La inteligencia o el amor son una variable a excluir siempre en el fornicio. Para teorías sobre amor o matrimonio mejor leed a Paulo Coehlo o la hoja parroquial.

La teoría de la significancia sexual de Tom Jones cuantifica las variables del 0 al 10. Es decir, si somos Brad Pitt de joven tendremos un 10 en la variable “guapo” pero si somos Mariano Rajoy tendremos un 1 como valor (eso siendo generosos).

p = (G+D+C+P)/5

Donde p es el nivel de significancia (posibilidad de aceptación o rechazo), G es el nivel de guapura, D el nivel de delgadez, C las capacidades de canto y P el tamaño del paquete. Las sumamos y las dividimos por 5. Algunos se preguntarán porque dividir por 5 cuando las variables son 4. Pues es fácil: porque Tom Jones se consideraba un fornicador de 10 sobre 10 con lo que formuló una teoría donde era matemáticamente imposible conseguir un 10. Como en la vida real, los 10 solo se reservan para Pelé, Cristiano Ronaldo, Messi o Maradona. Y reconozcámoslo, por muy buenos que seáis, nunca llegareis a nivel Tom Jones.

De la misma manera que con los puntos del carné de conducir, cuantos más puntos conservamos, más posibilidades de éxito tendremos. Se puede considerar que uno comienza a tener posibilidades de fornicio si F es superior a 6. Aquí tenemos la tabla de resultados:

De 0 a 1                 
Dedícate al cultivo del berberecho salvaje en Irlanda (Irish breeding of wild cockle)

De 1 a 2                
Ser homosexual no es mala opción, duele un poco al principio, eso si.

De 2 a 3                
El onanismo siempre será tu mejor opción, incluso si te faltan ambos brazos.

De 3 a 4
Las maquetas de trenes tampoco son una mala alternativa.

De 4 a 5
Ve al gimnasio y toma clases de canto. Siempre habrá alguna mujer muy borracha a las cinco de la mañana que puedes conseguir.

De 5 a 6
Con un mínimo esfuerzo conseguirás una gran recompensa.

De 6 a 7
Tus posibilidades de fornicio con una desconocida son claras. No se que haces leyendo esta mierda de encuesta inventada. ¡Sal a la calle!

De 7 a 8                
Eres un mentiroso de tomo y lomo contestando encuestas.

La teoría de Tom Jones fue reformulada por Shere Hite en 1976 en el famoso estudio “The Hite Report on Female Sexuality” donde la fórmula matemática para que una mujer consiga fornicio se convierte en:

p = siempre




La mujer del autobús, el amor y un café bien cargado

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¿Recuerdan ustedes a Laura? Exacto, esa misma, la adorable mujer del autobús… Puede que alguno/a de ustedes lo hayan olvidado. Yo, en cambio, no he podido apartarla de mi cabeza ni un solo segundo desde que la vi, la tengo grabada en mi cerebro a fuego y por mucho que agite la cabeza con fuerza de un lado a otro... Ahí sigue. De acuerdo, he de reconocer que lo que no puedo olvidar son sus resbaladizas curvas y el hecho de que se trata de una hembra que me ha dirigido la palabra en tres días diferentes, hecho este que que no suele suceder muy a menudo en mi universo. Mi madre me habló dos veces en toda su vida, la primera fue para decir "no muerdas" y la segunda para decir "conduce mas despacio gilipolllas, o me caeré de la moto".

La enterramos con el casco aun puesto.

¿Recuerdan que quedé con Laura para tomar un café? Pues por fin llegó el glorioso día. Y allí estaba yo, esperándola con mis mejores galas de un traje de polyester comprado en los chinos. Me gustaría definir a Laura cuando bajaba del autobús, pero es complicado ya que su peculiar atractivo, por muy apropiados que sean los adjetivos, es imposible de capturar. Laura está buena, eso es un hecho. Esta muy buena. Pero es que además es guapa, inteligente y simpática. Pero eso no es lo mejor de todo porque lo que más me gusta de Laura es que me dirige la palabra.

Laura bajó del autobús vestida con pantalones tejanos y un grueso jersey rosa asomando por debajo de un chaquetón de color crema. Hermosa, terriblemente hermosa. Como en las anteriores ocasiones. Lo que he dicho antes, vamos... que esta muy buena.

Di un paso atrás para evitar enamorarme de ella y lancé mi mano a modo de saludo para evitar un incómodo beso que convirtiese la cremallera de mi pantalón Golcce & Dabanna de 5 euros en tienda de campaña del Decathlon. Laura me estrechó la mano sorprendida. Le dije que fuésemos a tomar un café. Yo nunca tomo café, pero mejor eso a despertar al insaciable borracho que llevo dentro. 

 -¿Cómo ha ido su semana, querida? –pregunté.
 -Bien –dijo ella- ¿Y tú?
 -Bueno, he tenido semanas peores. Por cierto ¿cree usted en el amor?

Lo sé, soy experto en preguntas sin anestesia que dejan noqueadas a las otras personas, pero precisamente eso era lo que pretendía con Laura, quemar innecesarias etapas y pasar directamente a la etapa reina. De joven fui un experimentado ciclista, lástima que mi sobrepeso truncase mi carrera deportiva y la bicicleta al mismo tiempo.

 -Pues claro que creo que el amor –dijo ella- ¿Y tú?

Hay dos tipos de personas en este mundo: las que utilizan el sexo para llegar al amor y las que utilizan el amor para conseguir sexo. El primer ejemplo suele darse en el universo femenino y el segundo en el masculino. La razón es bien simple: una mujer puede conseguir lo que quiera valiéndose del sexo, incluido el amor. En cambio un hombre habla de amor cuando en realidad lo único quiere decir es “empotrar” y eso es lo único que desea conseguir.  Lógicamente todo esto no son más que generalizaciones. Estoy seguro que en alguna remota isla del Pacífico hay algún hombre o alguna mujer que no se comportan así.

Volví a mirar a Laura. ¿Quién era yo? ¿De los que utilizan el sexo para llegar al amor? ¿O de los que utilizan el amor para llegar al sexo? Me hice varias veces la pregunta y siempre obtuve la misma respuesta:  ¿A quién coño le importa cuando todas las respuestas incluyen la palabra “sexo”?

Lo del amor, como daño colateral, podía soportarlo.

 -Creo en el amor –dije finalmente- pero no demasiado. Creo en la gente que me hace sentir bien. No se si es amor realmente,  la mayoría de las veces lo malinterpreto.
 -¿Cómo sabes que te has enamorado de alguien? –preguntó ella.

No quise contestar la verdad. Sé que me he enamorado de alguien cuando deseo fornicar con alguien. Básicamente porque deseo fornicar con todas. ¿Qué diferencia hay entre el simple fornicio y el fornicio basado en el amor? La respuesta es la misma de antes: ¿a quién coño  le importa mientras haya fornicio?

 -Sé que me he enamorado porque no puedo quitarme a esa persona de la cabeza –dije- como una de esas cintas de embalar que se te pega en los dedos y no consigues desprenderte de ella sin evitar que se te enganche en otro dedo. Y acabas como un idiota agitando las manos con fuerza en el aire sin conseguir separarte del maldito trozo de cinta.
 -Eso no es amor. Tampoco podemos quitarnos de la cabeza a la gente que odiamos.
 -Pero a la gente que odio no quiero abrazarla y besarla.

Me quedé en silencio. ¿De verdad había dicho eso yo? Miré el café que acababa de tomarme. ¿Me habrían echado droga de esa que convierte a los hombres de verdad en tertulianos del corazón? No… yo no soy de esos. Yo soy un hombre que se rasca el paquete y mira el escote de las mujeres. Yo soy un hombre de verdad lo que significa que no hablo de sentimientos ni siento ganas de abrazar a una mujer despues del fornicio (aun menos antes). Mis únicas aficiones son los bares, el fútbol y los escotes de las hembras.

Yo no quería enamorarme si eso significaba dejar de ser un hombre de verdad.

 -Es bonito lo que dices –dijo ella sonriendo.

¿Qué estaba pasando? ¿Ser sentimental funcionaba? Años y años de complejas técnicas para conseguir ligar y ahora acababa de descubrir que comportarse como un gay funcionaba mejor que  cualquier otra técnica. Y cuando algo funciona...

 -Es que tengo alma de osito de caramelo bañado en sirope de fresa, colocado sobre una nube de algodón y cientos de nubes de colores -dije.
 -No te pases…
 -¿Quedaremos otro día?
 -No se… ya te dije que mi vida es de lo más complicada –comenzó Laura- y no quiero complicármela aun mas. Además, siento decirte que no me trago toda esa palabrería, tu lo que quieres es meterte debajo de mi falda. ¿Me equivoco?

No, no se equivocaba. Pero al mismo tiempo estaba completamente equivocada.

-Claro que quiero meterme debajo de su falda, querida. Cualquier hombre con dos de dedos de frente y dos nueces en los pantalones querría  tal hazaña. Pero es que además desde que la vi a usted en el autobús, hace unas semanas, no puedo dejar de pensar en su sonrisa.
 -Dame tiempo.
 -Claro. ¿Quedamos mañana?
 -Acabo de decirte que me des tiempo, pedazo de idiota… -dijo ella.
 -¿Un abrazo al menos? -dije abriendo los brazos cual Moisés frente a las aguas del Mar Rojo.
 -Por supuesto que no. 
 -¿Por qué no?
 -Es bien simple: no me fío de ti.

Nos despedimos dándonos la mano y ella volvió a subir al autobús para alejarse de mí, de allí. Y fue entonces, en ese mismo momento, que supe que, además de desear a una mujer por su cuerpo, también puedes desearla por quien es.

Di unos pasos hacia atrás, mareado y caí  en uno de los asientos de la parada de autobús. De repente todo me daba vueltas,  me dolía el pecho y un sudor comenzaba apoderarse de todo mi cuerpo. Escuchaba  voces de personas a mi alrededor aunque  creo que durante un tiempo perdí el conocimiento. Alguien me ayudó a estirarme en el suelo y otro me levantó las piernas. Una camarera salió del bar con un vaso de agua mientras una dulce abuelita me ventaba aire ayudada de un periódico.

 -¿Qué le ha sucedido, joven? –preguntó poco después la abuelita cuando ya me hube recuperado.
 -Creo… creo… creo… que me he enamorado  -dije avergonzado.


Año de elecciones

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Iba a comenzar este texto enumerando, como en cadas elecciones, los partidos políticos a los que podemos votar para regalarles mi sabia opinión sobre ellos pero si ustedes no me ayudan a conseguir hembra con la que yacer (sin intercambio monetario) yo no pienso ayudarles a ustedes a decidirse por el político menos tonto. Mis consejos se basan exclusivamente en el desconocimiento de la realidad y en el egoísmo (virtudes de cualquier buen político). Yo tiro la piedra y escondo el pene.

Este año es excepcional pues cohabitan variadas elecciones (municipales, generales, autonómicas y europeas) además de elecciones a la comunidad de vecinos e involuntarias elecciones matutitas.


Lo primero que hay que saber antes de votar es si son ustedes de derechas, de izquierdas o de centro. Si la respuesta es que son de centro entonces mejor se abstengan de votar porque hace años que el centro solo existe en el sistema solar y en las alineaciones del fútbol. Si, por otro lado, no saben ustedes a que tendencia política pertenecen piensen en que parte de la cama duermen… ¿Derecha o izquierda? A continuación échense una siesta, cuando despierten miren su cuenta corriente, si tienen mucho dinero son de derechas. Si sólo tienen deudas son de izquierdas. La misma regla puede aplicarse al  desodorante o la cilindrada del coche.

Una vez que sabemos si somos de derechas o izquierdas ya tenemos acotados los partidos a los que votar, excepto si quieren ustedes votar a UPyD o a Ciudadanos que esos son de izquierdas o de derechas dependiendo de donde sople el viento. Por cierto, cuando el viento sopla desde Alemania todos son de derechas, incluso los de Podemos.



Después de saber si son ustedes de derechas o de izquierdas deben decidir si quieren seguir fomentando el bipartidismo o no. Yo personalmente soy contrario al bipartidismo porque el sexo convencional me aburre. El cultivo del champiñón también es una buena opción de vida y una excelente opción política.  Sepan ustedes que en la región de Alsacia en unas elecciones locales en 1997 el Partido por la Liberación del Champiñón Alsaciano (Partei für die Befreiung Mushroom Elsässer) obtuvo tres votos.

El problema radica entonces si quieren votar a izquierdas y no quieren el bipartidismo porque entonced sucede qud tendrán ustedes a su disposición tal número de partidos políticos como números de la lotería de navidad. E igual oportunidad de acertar. A saber, diferentes partidos de la izquierda tradicional (o moderada), partidos de izquierdas verdes, partidos de izquierda alternativa, troskistas, comunistas y finalmente Izquierda Unida (que ni ellos mismos saben quienes son).


Al final, después de tanta soplapollez, la gente resulta que vota por si le cae bien o mal quien encabeza las listas. El de la coleta, el cobarde del televisor , el chuloputas, el abogado, la que huye de los policías de movilidad, el corrupto, la egocéntrica sin programa, etc. La variedad es tan grande como un circo de esos de frikis con la mujer barbuda, el hombre bala, las siamesas y el increíble presidente plasma.

Y es que al final, como con las personas susceptibles de fornicar un viernes por la noche a las cinco de la mañana cuando cierran la discoteca, siempre elegimos a la menos mala. Aunque todas esas personas y a esas horas, como los políticos, son restos de saldo.


Les he dicho que les iba a ayudar a votar. Pues no. Es imposible ayudar a eso. La única solución a todo este embrollo que se me ocurre es coger unas latas de gasolina y un mechero. La alpaca de los trajes de los políticos arden de maravilla. Eso y cultivar el champiñón alsaciano. 

A discreción.

La porque yo lo valgo

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En mi incansable búsqueda del amor horizontal no tarificado, he conocido cientos de mujeres (incluso algún travieso) y puedo asegurar con orgullo que todas me rechazaron (excepto el travieso). No es que yo sea un tipo despreciable pero soy hombre y eso, a los ojos de la mayoría de las mujeres, me hace más despreciable que encantador. Cuando el machoi pretende encandilar a cualquier hembra, se ve obligado a desmontar todos los mitos que aseguran que en la búsqueda del amor, el hombre es un ser despreciable. Aclaremos algo, esta afirmación es erronea: el hombre no busca el amor. Mentimos para follar, sin más. El amor son daños colaterales que ham de ser evitados.

¿Pero como seducir con mentiras a una mujer a quien nada impresiona? Los hombres mentimos para impresionar porque creemos que impresionar nos llevará al follar. ¿A que somos básicos? Pues ustedes las mujeres siguen empeñadas en cambiar eso y en que seamos honestos. Son ustedes las que no aprenden nada. El hombre es despreciable porque es hombre, intentar cambiar eso sería como intentar que Belén Esteban se sacase el graduado escolar.

Conocí a “porque yo lo valgo” hace tres dias, ella era una mujer rondando los cincuenta, pelirroja y con un peinado al estilo príncipe de Beckelar que la hacía parecer un travesti perdido en un descampado. Vestía ropas que ocultaban casi todos sus encantos (si es que los tenía). Con esto quiero decir que la mujer podía ser simpática (que tampoco) pero guapa aun menos. 

Aunque deben saber ustedes que para creerse la mejor yegua del establo no tienes que ser la más lozana sino la que más corre.

 -Mira –comenzó ella blandiendo un gintonic frente a mi rostro- yo tengo la autoestima a la altura de los cohetes que se dirigen a la Luna. Soy una tía divertida, inteligente, guapa, capaz, con un gran trabajo, cariñosa. Soy la mejor tia que puedes conocer. Ni lo dudes.

Sus palabras sonaban razonablemente bien, eran las palabras propias de una persona segura de si misma que no necesita que los demás la halaguen. Pero había algo en ese discurso que no me cuadraba. Ni a mi ni ustedes ¿verdad?

 -Permíteme una pregunta, pelirroja –dije poniéndome en pie y dirigiéndome al resto del bar como si yo fuese el fiscal y ellos el jurado- Has dicho que en los últimos meses has tenido cincuenta citas a ciegas. ¿Es eso cierto?
 -Si –contestó ella desconcertada.
 -Entonces contesta pelirroja... ¿si eres tan maravillosa porque has necesitado cuarentainueve citas más con otras cuarentaineve víctimas?
 -Nadie me resulta interesesante.
 -O sea. La culpa siempre es de los demás... Pero veamos: tu pelo parece una ardilla muerta que se te ha caído en la cabeza, vistes como si acabases de salir de un todo a cien con ropa cinco tallas mas grandede lo que necesitas, te faltan la mitad de los dientes y eres más fea que un frigorífico por detrás.. Además, eres una soberbia, solo te escuchas a ti misma y desde que nos hemos conocido solo haces que hablar de tu trabajo. Cosas todas, incluido tu peinado, que me resultan tan atrayentes como un gato atropellado en una noche de lluvia.
 -Tú tampoco eres una maravilla.
 -Pero yo no me vendo. Yo soy consciente de lo lamentable que soy y no pretendo vender mi Ferrari cuando en realidad conduzco una oxidada bicicleta infantil.
 -Que poco te quieres –dijo ella dando un último trago al gintonic.
 -Existe una gran diferencia entre ser realista y quererse poco. Es una diferencia tan abismal como creerte la pieza más cara de la joyería cuando en realidad eres un par de bragas de rebajas en un centro comercial abandonado.
 -¿Tratas así a todas las mujeres?
 -No, solo a las lerdas como tú.

Evidentemente no volví a ver a la “porque yo lo valgo”. Tampoco voy llorando por las esquinas por ello. Mujeres hay muchas, casi tantas como bares. Mi vida puede que no sea todo lo feliz que podría pero al menos no me engaño pensando que soy Cristiano Ronaldo y, sobre todo, no pretendo que el Real Madrid me fiche por cientos de millones.

Mi regate no es tan bueno. Queda demostrado.




Hacer el amor, fornicar, empotrar.

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Como decía Hamlet en la obra Shakesperiana: “Hacer el amor, fornicar o empotrar, he aquí la cuestión(“Make love , fornication or embed. That is the question.”). El literato bardo ya se hacía tan significante pregunta a comienzos del siglo XVII, mucho antes de que cualquier tecnología nos confundiese en cuanto a los significados del sexo y mucho antes también que Freud se hiciese famoso gracias a las pajillas ajenas (y quizás alguna propia). 

¿Hacer el amor, fornicar o empotrar? Para contestar primero hay que entender la diferenciasemántica. Tal análisis lingüista ya lo hacen esos señores y señoras que duermen en sillones con nombres de letras del abecedario, así que como alguien nos hizo el trabajo, acudamos al diccionario de la RAE 

Hacer el amor: Realizar el acto sexual.
Fornicar: Tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio
Empotrar: Incrustar(se) en algo, especialmente al chocar violentamente con ello.

¿Alguien se ha dado cuenta de lo curioso de la definición de "fornicio"? Según los académicos (de quienes no debemos fiarnos pues utilizan la lengua para divertimentos menores) la fornicación es el sexo fuera del matrimonio. En cambio hacer el amor no sucede exclusivamente en el aburrimiento del matrimonio sino también fuera de él (gracias a Dios). Respecto a la definición del empotre es más que suficiente y podemos verlo cualquier viernes de madrugada en cualquier aparcamiento o lavabo de cualquier discoteca.

Pero eso es lo que dicen los académicos. Ahora voy a ilustrarles a ustedes sobre el auténtico significado más allá de la simpleza semántica.

Hacer el amor: Realizar el acto sexual después de un innecesario cortejo, un innecesario gasto de tiempo y dinero, varias innecesarias conversaciones e innecesarias frases del estilo “me gustas” o “te quiero”.
Fornicar: Realizar el acto sexual de la manera más libre y natural sin dispendios previos de ningún tipo (a no ser que la meretriz nos haga pagar por adelantado)
Empotrar: Llegar, meter, mover repetitivamente e irse (también definición de sexo animal). Sin gastos superfluos ni pérdidas de tiempo.

Es decir, empotrar es la visión ecológica de fornicar o hacer el amor. No existen gastos innecesarios, no contaminamos la atmósfera y tampoco tenemos que decir “te quiero”.  El ideal del sudor compartido, vamos.

El mundo (el planeta, no el periódico) debería moverse por parámetros cercanos al empotre ya que, como en otros actos básicos del ser humano como beber, orinar o comer, el sexo es algo vital que no debería requerir de parafernalias excesivas. De acuerdo, el hecho vital de comer quizás lo hayamos complicado, seguramente alguien que lea esto tenga reservada mesa en “El Bulli” lo que demostraría que son completamente idiotas porque hace tiempo "El Bulli" cerró sus puertas con doble vuelta de llave.

En un estudio efectuado por mi mismo a pie de calle con una población de dos personas y media (en mi barrio hay muchos tullidos) los resultados estadísticos que se arrojan son sorprendentes. Por cierto ¿por que arrojamos los resultados con lo fácil que es dejarlos tranquilamente encima de una mesa? A lo que vamos: los resultados demuestran que mientras en la población femenina un gran número de mujeres prefiere hacer el amor (80%), menos mujeres prefieren el fornicio (15%) y muy pocas el empotre (5%). Nota del autor: si alguien conoce a ese 5% de mujeres que me diga quienes son. Respecto a la población masculina los que prefieren el empotre son mayoría (95%), los que se decantan por el fornicio son menos (5%) y los hombres que prefieren hacer el amor los he excluido de la encuesta porque para mí ni son hombres ni son nada.

Y hasta aquí llega este texto que espero les haya arrojado (ya estamos otra vez arrojando cosas) un poco de luz sobre estos conceptos que tantas veces confundimos. Aprovecho para recordar de nuevo lo mismo: a las mujeres que les guste el empotre aquí me tienen dispuesto a continuar esta encuesta en la cama más cercana. O en el parking. O en el descampado. O entre dos containers de reciclaje de vidrio. O en el ascensor. O en la sala de reuniones.





Semana Santa (1)

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Ya tenemos de nuevo una Semana Santa encima nuestro (sobre todo si eres costalero). Ya es tradición que durante cada Semana Santa, en este blog, publique yo un texto bien apañadito sobre el tema. Lo reconozco, la semana santa me inspira, debe ser porque imagino que bajo esas túnicas y caperuzas del Ku Klux Klan hay señoras completamente desnudas que desean una penitencia a manos de un mártir gordo como yo.  No se me escandalicen, la genética masculina me lleva a imaginar que cualquier situación es buena para mujeres desnudas, sexo o cerveza. No saben la de veces que he intentado ligar en un funeral o durante una exploración proctológica. Por desgracia solo lo conseguí en la segunda situación.

Pero seamos claros, la Semana Santa solo mola por la primera parte, lo de "Semana", no porque sea "Santa". Semana de vacaciones, para ser más claros. Cuatro días seguidos son casi una semana de vacaciones. O eso dicen porque yo no trabajo. El que subscribe vive orgullosamente del subsidio de desempleo, subsidio de jubilación (de mi madre), subsidio de contención familiar, subsidio de familia numerosa y subsidio por minusvalía psíquica. Vivir del estado (de tu madre y de tu familia imaginaría) aunque parezca una suerte de engaño, al final resulta que la mejor y mas coherente manera de vivir. ¿O acaso el estado no vive de nosotros? Y vive muy bien, para ser sinceros.

La Iglesia Católica dice que durante la Semana Santahay que ayunar en forma de hacer una sola comida fuerte al día  (el miércoles de ceniza y el viernes santo), también hay que guardar abstinencia, es decir, no comer carne durante todos los viernes de cuaresma. Y digo yo… ¿acaso creen que con esta programación tan atractiva conseguirán vender más entradas? ¿Imaginan ustedes una religión con cerveza gratis, sin pecados y con cinco días de fiesta a la semana? Arrasaría en todo el mundo, pues claro. Pero resulta que las religiones basan su atractivo en meter miedo y en las prohibiciones, con la promesa de una vida eterna mejor. ¿Pero por que no al revés? ¿Por qué no pegarnos unas buenas juegas en vida y pagarlo después de la muerte?

Estoy seriamente pensando en fundar la Iglesia del Gilipollismo. 



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